'NO LO PODEMOS DEJAR ASí': EL RASTRO DEL SACERDOTE DE PEREIRA QUE LLEVA DESAPARECIDO NUEVE DíAS

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'No lo podemos dejar así': el rastro del sacerdote de Pereira que lleva desaparecido nueve días

EL TIEMPO reconstruyó los pasos de Darío Valencia en las calles de su barrio, en el que fue visto por última vez el 25 de abril.

Fernando Umaña

"¡Tocayo, lo espero en la misa de tres!". Esas fueron las últimas palabras que el sacerdote Darío Valencia Uribe le dijo a Darío Ceballos, su amigo desde hace cerca de 30 años y dueño de la panadería Ensaimadas, en la que el presbítero estuvo el pasado 25 de abril, el día de su desaparición. La panadería Ensaimadas está ubicada en el barrio Cañarte de la capital de Risaralda. Cuando se cumplen nueve días de la desaparición del religioso de 59 años, EL TIEMPO recorrió las calles de esta zona, donde están ubicados el Coliseo Mayor, el Comité de Cafeteros de Risaralda y la Fiscalía, para saber un poco más de la vida de este sacerdote de boca de quienes lo conocen en el sector donde hace su labor pastoral.

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"Esa cámara que está allá es la que grabó al padre Darío cuando llegó con su mamá, cogió un buñuelo -que le encantan- y se sentaron en la mesa de acá atrás a desayunar", relató Ceballos, señalando una de las cámaras de seguridad de su negocio. El panadero contó que el religioso y su mamá desayunaron y se fueron, pero no supo que minutos después el sacerdote se encontró con el hombre con el que fue visto por última vez antes de su desaparición. "Ese día, el padre estaba tranquilo, normal, como siempre. Él viene mucho a desayunar acá porque su mamá vive en un edificio cercano; él la recoge en el apartamento, desayunan y la lleva de regreso", detalló Ceballos. En otro video de cámara de seguridad se ve al padre y a un hombre— que tenía ropa y gorra de colores negros— subirse a una camioneta Nissan Frontier, de propiedad del clérigo. Ese día, el padre y esa persona iban a concretar la venta de ese carro. Sin embargo, desde entonces el paradero del sacerdote es desconocido.

El hombre con el que padre se encontró, viajó de manera intempestiva a Francia y fue retenido en el aeropuerto Charles de Gaulle, de París, por las autoridades locales. Según la Fiscalía, el sujeto fue capturado después debido a que la interpol expidió una circular roja luego de que el Juzgado Quinto Penal Municipal de Garantías de Pereira emitiera una orden de captura en su contra por ser el principal sospechoso de la desaparición del sacerdote, ya que fue la última persona con la que se le vio.

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El alcalde de Pereira, Mauricio Salazar Peláez, afirmó el pasado lunes que el hombre trabajaba en una estación de servicio ubicada en la céntrica zona de Ciudad Victoria y abandonó el viernes pasado su puesto de trabajo. Al día siguiente de la desaparición del padre Darío, su carro fue ubicado en un lavadero de carros en el municipio de Viterbo (Caldas). El vehículo no tenía una de sus sillas y en su interior había rastros de sangre y un orificio en el tablero producido por un proyectil de arma de fuego. El hallazgo del carro en esas condiciones llenó más de zozobra a los familiares del sacerdote, a sus amigos, allegados y sus colegas de la Diócesis de Pereira. El padre Darío, quien nació en Risaralda (Caldas) y durante su vida sacerdotal ha sido rector de la Universidad Católica de Pereira y rector del Seminario Mayor, es el párroco de la iglesia María Auxiliadora, en la capital de Risaralda, desde hace tres años. A esta parroquia llegó desde la céntrica parroquia Nuestra Señora de La Valvanera, también en Pereira.

'Es un excelente ser humano'

Cerca del templo de María Auxiliadora está ubicado el colegio La Inmaculada, una institución educativa de las hermanas de la congregación de la Divina Providencia. Los párrocos de esta iglesia siempre han tenido una relación estrecha con ese colegio y el padre Darío no ha sido la excepción. ​ ​Este medio se encontró con las profesoras Carolina, Maribel y Claudia (se reservaron sus apellidos) en una cafetería que suelen frecuentar los docentes del mencionado plantel educativo y en algunas ocasiones el padre Darío. "Él es un excelente ser humano, carismático, atento a las necesidades de las personas, muy buen orador", comentó Maribel. (Además: 'No todas las EPS se pueden meter en la misma canasta': habla la gerente de la Liga contra el Cáncer Risaralda) "Él se pone al nivel de las niñas (La Inmaculada es un colegio para mujeres) y les habla muy bonito. En este mes celebramos las fiestas patronales, en honor al padre Juan Martín Moye (fundador de la congregación de la Divina Providencia). Ojalá el padre pueda acompañarnos", complementó Claudia.

Él se pone al nivel de las niñas y les habla muy bonito.

"Sí, así como lo hace en la fiesta de la Niña María, la otra gran celebración que tenemos en el colegio, o en la misa de las ceremonias de grados", añadió Carolina.

En el supermercado Mercaya, ubicado al lado del templo, por la carrera 8, recuerdan al padre porque él mismo compra los productos de los mercados que les regala a las familias necesitadas del sector. "Él mismo escoge el arroz, los fríjoles, la panela, todos los artículos para armar los mercaditos; es una buena persona, Dios quiera que esté bien", dijo Luis García, empleado del establecimiento.

'No sabemos si está vivo o muerto', dijo el Obispo de Pereira

Mientras en el barrio Cañarte se siente el vacío del padre Darío, en la Catedral de Nuestra Señora de la Pobreza, el obispo de Pereira, monseñor Rigoberto Corredor, vive su propio drama por la desaparición del presbítero. Es como si no tuviera noticias de un familiar. "No sabemos dónde está el padre, si está vivo o muerto, no tenemos ninguna certeza de lo que ha sucedido con la suerte del padre en este momento", le dijo Monseñor a EL TIEMPO. (No deje de leer: 'Presidente, el país se construye desde las regiones y los recursos no los vemos en las regiones': alcaldesa de Ibagué) El jerarca de la iglesia católica en Pereira agradeció a las autoridades por la búsqueda que están haciendo del padre, pero pidió que no cese, "porque en Colombia tenemos muchísimas personas que han desaparecido forzadamente, este caso no lo podemos dejar así".

Las autoridades han revelado, como ya se mencionó, que en el carro del padre Darío se hallaron restos de sangre y un orificio en el tablero producido por un proyectil de arma de fuego. Sin embargo, monseñor Corredor le develó a este medio que también se hallaron "algunos casquillos de las balas que estaban dentro del vehículo".

Darío Ceballos, el entrañable amigo, no pierde la esperanza de volver a ver con vida a su tocayo, y que los dos, en la misma mesa en la cual desayunó el día en que desapareció, se puedan sentar a comer un rico buñuelo, esos que amasa y frita con la mirada perdida en el horizonte, en el cual añora ver a su compadre de tantos y tantos años.

Fernando Umaña Mejía ​REDACCIÓN ÚLTIMAS NOTICIAS

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