LA VALIENTE HISTORIA DE LA VENDEDORA DE AREPAS AGREDIDA EN VILLAVICENCIO QUE AHORA TIENE NEGOCIO EN ESTADOS UNIDOS

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La valiente historia de la vendedora de arepas agredida en Villavicencio que ahora tiene negocio en Estados Unidos

Lina María Quintero, quien fue víctima de un indignante ataque en Colombia, ahora cuenta con dos locales de arepas. El más grande está en California.

Laura Daniela Alarcón Vargas

Como era costumbre, Lina María Quintero Ardila, joven oriunda de Villavicencio, de 26 años y madre soltera de un niño de 11, sacó aquel día de noviembre de 2022 su puesto de arepas junto a su mamá.

Desde el 22 de septiembre de ese año, cuando empezaron el proyecto, las cosas marchaban bien. Los clientes abundaban en su puesto y el cariño de la gente era la constante. Sin embargo, en aquella jornada, las dos mujeres fueron víctimas de un hecho que nunca pensaron que podría llegarles a pasar.

Mientras trabajaban, frente al centro comercial Primavera Urbana, en Villavicencio, una señora comenzó a amenazar a Lina y a decirle que no podía volver a vender sus arepas allí. La intimidó y le dijo que se tenía que ir. (Puede leer: Hombre de 72 años se hizo una prueba de ADN y descubrió que su hermana era su mamá). Inexplicablemente, la señora que las amenazaba sacó una bolsa llena de excremento de sus perros y se la lanzó lanzó al puesto de comidas. Semanas después de lo sucedido, Lina fue víctima de secuestro por varios hombres, quienes la abordaron cuando ella se dirigía a comprar el carbón para su negocio. Los sujetos la habrían obligado a conducir hacia un lugar apartado de la carretera, donde abusaron de ella.

Tras lo ocurrido, como era natural, Lina quedó muy afectada. De a poco comenzó a aislarse de la gente, hasta el punto de no querer salir de su casa, llorando día y noche; además de pensar que lo que le había pasado afectaba el único sustento que tenía ella y su familia. Su decisión de querer montar un puesto de arepas ambulante se había dado después de que a su mamá no le dieran trabajo por la edad que tenía. Lina, para ese entonces, se encontraba cursando sexto semestre de Administración de Empresas. Y con determinación buscó salir adelante, sin importar las dificultades. La secuencia en la que la mujer le lanzó excremento al negocio informal desató una ola de indignación en redes sociales. Los internautas se volcaron en su apoyo y las puertas de internet empezaron a representar esperanza. La que abrió Andrea Valdiri, una de las creadoras de contenido más conocidas en Colombia. ​ ​(Además: Video: así fue la llegada de Wendy Guevara a 'La casa de los famosos Colombia').

'Influencer' cambió su vida

Todo empezó cuando Andrea Valdiri promocionó un concurso en el que regalaba cinco pautas para cinco emprendimientos. Lina, al conocer que la 'influencer' estaba haciendo dicho sorteo, no dudo ni un segundo en pedirles a sus seguidores que la ayudaran a comentar para que la mujer— hoy con más de nueve millones de seguidores— compartiera su publicación.

"La idea era que Andrea me reposteara y así conociera que yo vendía arepas. Con eso, por suerte, Andrea me escogió”, comentó Quintero en charla con EL TIEMPO. Gracias al apoyo de sus seguidores, la joven fue elegida y agregada a un grupo de WhatsApp en el cual se encontraban algunas de las personas que trabajaban para Valdiri, además de los otros ganadores del concurso.

Ella me llamaba por celular, por videollamada y me escribía mensajes muy bonitos

Después de realizar todo lo solicitado por el equipo de Valdiri, ella se contactó directamente con la joven, por medio de su secretaria, con el fin de que Lina le contara con sus propias palabras todo lo que le había sucedido con el puesto de arepas. La 'influencer', además de las pautas, decidió ayudarle de otra forma.

"Ella me llamaba por celular, por videollamada y me escribía mensajes muy bonitos", comentó Lina Quintero. "De hecho, me colaboró con una marcha en la que se pedía justicia por lo que me había pasado”, comentó la joven. Asimismo, Valdiri le regaló cinco millones de pesos que le sirvieron a Lina Quintero para poner un local formal de arepas frente al lugar donde vendía de manera ambulante en Villavicencio.

Una decisión que le cambió la vida

Después de que las cosas para Lina María Quintero tomaran el rumbo que ella anhelaba, comenzó a ser extorsionada. Le solicitaban 19 millones de pesos y la amenazaron de muerte. Esto empezó a preocuparla, ya que ella temía por el bienestar de su hijo. Quienes la amenazaron le dijeron que, si no pagaba, la única opción de que no la mataran era entregándose a un supuesto grupo paramilitar de un pueblo del Meta. Ante lo sucedido, Lina tomó la decisión de viajar rumbo hacia Estados Unidos. De inmediato comenzó a realizar todos los trámites para solicitar las visas de ella y de su pequeño hijo, un proceso que suele tomar meses. (Lo invitamos a segur leyendo: 'Yo no quería ser mamá': Luisa Fernanda W habla de cómo sus hijos cambiaron su vida).

Después de todo lo que pasó, Quintero dio con personas que le ofrecieron su ayuda para que obtuviera la visa lo más pronto posible.

Sin embargo, al notar que pasaba el tiempo y no se definía su trámite, se empezó a desesperar por pensar que en cualquier momento la podían matar. Sin ver más opciones, decidió migrar de forma irregular a Estados Unidos. Aún hoy recuerda que desde un principio había querido “hacer las cosas bien”. Es decir, sacar la visa, “tomar un descanso, un respiro, a ver si podía hacer una vida en el exterior”, pero las cosas no se le dieron como ella esperaba y— enfatiza— salvar su vida era una prioridad.

Empezar otra vez de cero

Lina María Quintero sabía que para 2022 muchas personas comenzaban a irse por el 'hueco', como se le suele llamar, recalcando que “muchas veces hay una visión muy sesgada de lo que la gente realmente vive allí. Es decir, nos pintan pajaritos”. “Irse por el hueco no es tan fácil, porque conlleva muchas necesidades y dificultades, ya que se pasa hambre y frío, además de la exposición al sol. Y sin hablar de quienes tomaban la decisión de irse con niños y bebés”, explicó Lina, quien se demoró siete días para llegar a Estados Unidos en marzo de 2023.

El grupo con el que ella viajaba hizo un recorrido por todo México, para así poder llegar a la frontera. Primero tuvieron que llegar a Cancún y de ahí pasar a Ciudad de México, posteriormente a Juárez y de ahí al borde limítrofe, donde pasaron con la idea del “sueño americano”. A pesar de haber llegado a territorio estadounidense, luego de soportar todo tipo de dificultades, Quintero declaró: “Nunca, nunca le insisto a las personas a que se vengan por el hueco”.

Al llegar a California, Estados Unidos, Lina empezó el proceso de asilo “con personas maravillosas" que, dice, Dios le puso en el camino. Según cuenta, el pasado 17 de marzo de 2024 se le otorgó el permiso de trabajo y su seguridad social, con el fin de que dentro de ocho meses o un año pueda obtener la residencia temporal. Lina sostiene que el esfuerzo y las ganas de salir adelante han hecho que Dios ponga "personas maravillosas" en su camino, incluso en un país completamente desconocido.

Las arepas le ayudaron a salir adelante

Apenas llegó a Estados Unidos, Lina llevaba a su hijo al colegio en las mañanas y en la tarde vendía papas rellenas, empanadas y arepas en un carrito que empujaba en las plazoletas. (También: La verdadera ‘Martha’ de ‘Bebé reno’ demandará a Netflix: ‘Yo soy la víctima’). Sin esperarlo, a tres años del inicio de la pandemia por coronavirus, logró dar con un laboratorio en donde realizaban las pruebas de covid-19 y solo trabajaban colombianos. Algunos, justamente, eran de Villavicencio, por lo que fue un “milagro para ganar clientela y hacer clientes fijos”, según relató.

De hecho, le comenzó a ir tan bien que iba tres días a la semana al laboratorio a vender sus productos. En las noches y los fines de semana se dirigía a las plazoletas a comercializar lo que preparaba. De a poco, con los ingresos obtenidos, Lina consiguió la oportunidad de usar un carro en cuyo baúl vendía sus alimentos en compañía de su hijo. Así, las personas que la conocían por lo que le había pasado en Colombia podían llegar directamente y comprarle. “A mí me decían: ‘ella es la niña de las arepas de Villavicencio", recordó.

Todo lo que me pasó se convirtió en cosas buenas, así que yo trato de dejar todo eso atrás y disfrutar de tantas cosas maravillosas que me han pasado

“Todo lo que me pasó se convirtió en cosas buenas, así que yo trato de dejar todo eso atrás y disfrutar de tantas cosas maravillosas que me han pasado", comentó Lina. ​ ​Claramente, ella tenía una visión de emprendedora, por lo que se le ocurrió usar sus redes sociales para promocionar su trabajo. Lina publicó los alimentos que vendía y el lugar exacto de San José de California en el que se encontraba ubicada, lo que ocasionó que muchas personas comenzaran a escribirle para realizarle pedidos. “Acá hay muchos emprendimientos, pero por falta de visibilidad no les da. Así que dije: ‘'si hay muchas personas que usan las redes sociales para hacer videos pendejos, yo por qué no voy a promocionar mi trabajo'”. Y así fue.

De vender en la calle a tener su propio negocio en Estados Unidos

Tras varios meses de esfuerzo y el apoyo de muchas personas, Lina abrió su propio local en San José (California). (Puede leer: Experta en bienestar revela que usar el celular antes de dormir puede ser un 'acto de venganza') Inicialmente, comenzó a vender arepas y comidas rápidas desde las 5 de la tarde, y hasta las 12 de la medianoche. En un principio, vendía solo arepas rellenas, jugos naturales, salchipapas, chicharronadas, caldos de costilla y caldos de pescado “porque realmente era muy difícil conseguir este tipo de alimentos acá”. No obstante, al ver que todo el día el local estaba desocupado, se le ocurrió la idea de ofrecer almuerzos caseros.

Su plan surgió al pensar en la comunidad, ya que donde se encontraba se conseguían almuerzos con precios que oscilaban entre 20 y 30 dólares. Así, comenzó a vender un solo menú diario de comida colombiana casera y "a un muy buen precio".

El tener los almuerzos a ese precio es una bendición para la gente, porque en realidad no se encuentran por menos de 18 dólares y más cuando se trata de comida casera

Al poner servicio de restaurante, ya no abría las puertas del local desde las 5 p. m. sino desde el mediodía. Según relata Lina, el primer mes comenzaron vendiendo el almuerzo a 13 dólares y un mes después le subieron a 15. “El tener los almuerzos a ese precio es una bendición para la gente porque en realidad no se encuentran por menos de 18 dólares, y más cuando se trata de comida casera”, agregó Quintero.

'Uno bendice para ser bendecido'

Cuando Lina llevaba dos meses de haber llegado al país norteamericano, una amiga de ella, quien residía en Colombia, la contactó para comentarle que una de sus hermanas estaba pasando la frontera y no tenía a nadie que la recibiera en Estados Unidos, ya que la persona que la iba a esperar no aparecía. Quintero, quien ya conocía de sobra aquello por lo que pasan los migrantes, no dudó en decirle a su amiga que ella la recogía.

“'Yo no puedo creerlo. Yo ni siquiera me había organizado. Entonces sin pensarlo le dije: 'Yo la recojo' y así sea en un mueble de la casa, en la mitad de mi cama, en algún lado yo la pongo, pero no la voy a dejar por ahí botada”, expresó Quintero. Llegó el día y Lina se dirigió al aeropuerto a recoger a la hermana de su amiga, quien al igual que ella en su momento se sentía perdida porque se enfrentaba a una ciudad gigantesca y un idioma que no dominaba. Al tiempo de estar allí, la mujer consiguió trabajo haciendo aseo, pero no le pagaban lo que esperaba. Además, había personas que se aprovechaban de ella por ser inmigrante, según relató Lina. (Puede leer: Manejaba con el perro sobre el techo del auto y lo denunciaron: 'Sé que está mal, pero él es así').

Ella se convirtió en mi mano derecha, pues la bendecí para ser bendecida

Así que, sin dudarlo, le ofreció trabajo en su restaurante, aprovechando que, comentó, Dios le dio "la oportunidad de tener un negocio”. Llevar a la mujer fue una gran idea, pues, según Lina, tiene muy buena sazón. La puso a cargo de la preparación de los almuerzos, mientras que en la noche ella se encargaba de hacer la receta para las arepas. “Ella se convirtió en mi mano derecha, pues la bendecí para ser bendecida”, destacó. Además de esta mujer, Lina tuvo la fortuna de encontrarse con otra conocida de antaño: la mamá de la secretaria que trabajaba en la escuela de fútbol Llaneros, en Villavicencio, donde su hijo asistía. El reencuentro llevó a que Lina María le ofreciera trabajar con ella, ya que la señora le comentó que trabajaba vendiendo empanadas en las plazoletas, pero a veces caminaba dos, tres o cuatro horas y ni siquiera alcanzaba a vender al menos una.

“Cuando ella me comentó eso, se me arrugó el corazón”, comentó Lina. ​ ​“Yo le dije: 'Doña Janeth, vaya a las tres de la tarde y empezamos'. De hecho, a esa hora ella ya tiene que llegar almorzada, pero yo le dije ‘Tranquila, llegas allá y tienes tu almuerzo y tu pago’; incluso, como cerramos tan tarde, yo la llevo hasta su casa”, agregó.

Yo enfrenté varios desafíos en la vida, migré hacia otro país y tengo una nueva vida, así que sí se puede salir adelante

Finalmente, al día de hoy, Lina ha podido sobresalir ante las adversidades. Ella confía en que todo lo que ha pasado la ha convertido en "un ejemplo de resiliencia para muchas personas que pasaron o están pasando por una situación difícil. Yo enfrenté varios desafíos en la vida, migré hacia otro país y tengo una nueva vida, así que sí se puede salir adelante”, remarca. Ese es su gran orgullo. LAURA DANIELA ALARCÓN VARGAS REDACCIÓN ÚLTIMAS NOTICIAS

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