LA MAGIA DE UNA AUTéNTICA PARRANDA, LA MáXIMA EXPRESIóN DEL VALLENATO

Documental Especial

La magia de una auténtica parranda, la máxima expresión del vallenato

Tercer capítulo de la serie documental 'Vallenato, un canto contado' de EL TIEMPO.

David Alejandro López Bermúdez

Una vez, en Villanueva, Cesar, Toño Salas organizó una de las tantas parrandas que hizo en su vida y que disfrutaba para reunirse con sus entrañables amigos. Estaban varios vallenateros y habitantes de la zona. En medio de la noche, pidió llamar a una mujer de una extensa cabellera negra que llevaba por nombre Matilde Lina. Él salió al patio y la guió hasta la casa. Cuando entró, se escuchó este verso:

Canto con la noche oscura Canto con la luna llena Y admirando la hermosura de las mujeres planeras

Era Poncho Cotes, uno de los grandes compositores. Dice la historia que ese día estaban también Alfonso Murgas, el 'Mono' Arzuaga y Leandro Díaz, uno de los grandes juglares. Pese a ser ciego, tenía una habilidad abismal para identificar lo que sucedía a su alrededor. Le cantaba a la naturaleza, a la vida y a las mujeres.

(Vea: 'Vallenato, un canto contado': viaje al origen y corazón del Festival de la Leyenda Vallenata)

Fue en medio de las parrandas que se consolidó el icónico amor entre Matilde Lina y Leandro Díaz. No en vano le compuso una canción, que aún resuena en varias partes del país. “Las aguas claras del río Tocaimo me dieron fuerzas para cantar”. Ese lugar fue el que inspiró al maestro a componerle y cantarle porque en un principio era un sentimiento no correspondido.

Diría Daniel Samper Pizano que las parrandas son un “perfecto microclima” donde se consolida la cultura vallenata. Para otros se resume en que es la máxima expresión. Y están en lo cierto. Fue en esos encuentros, que comenzaban temprano en la mañana y podría durar hasta cinco días, en el que los compositores se atrevieron a retarse en duelos de versos y pusieron a consideración las canciones que después se convirtieron en grandes éxitos del género musical.

Incluso, cuando los primeros juglares recorrían el entonces valle del cacique Upar, organizaban varias de ellas para decir sus mensajes y alegrar a las personas.

En este tercer capítulo de ‘Vallenato, un canto contado’, serie documental de EL TIEMPO, se revela qué es lo infaltable en una auténtica parranda vallenata, qué se come, quiénes participan y varias historias inéditas.

(Segundo capítulo: la mística de los juglares, los grandes contadores de historias del norte de Colombia)

Por ejemplo, la idea de bailar y hablar mientras un conjunto vallenato toca, que se ha encallado en otras ciudades, es contraria a los códigos que se establecieron hace al menos un siglo. Alejo Durán, quien fue el primer rey vallenato en 1968, dejaba de cantar e interpretar cuando alguien se paraba a bailar.

Amigos, una botella de Old Parr, comida y un buen acordeonero es la fórmula básica para que una parranda funcione. Además de grandes invitados, muchos de ellos políticos, presidentes y personajes influyentes, que desde que comenzó el Festival de la Leyenda Vallenata, aprovechan para reunirse y tomar decisiones.

De hecho, fue en una parranda organizada por el maestro Rafael Escalona a Gabriel García Márquez, en 1967, que se decidió organizar el festival vallenato. Estaban Consuelo Araújo y Álvaro Cepeda.

(Crónica de archivo: El encanto de una parranda vallenata)

¿Qué es 'Vallenato, un canto contado'?

El Festival de la Leyenda Vallenata, que este año llega a su versión número 57 con el homenaje al maestro Iván Villazón, va mucho más allá de ser un encuentro de fiestas y parrandas.

Aunque sí hay bastante de eso, necio sería negarlo, el festival viene a ser hoy la expresión final de una historia centenaria que se fue tejiendo con el tiempo; un cúmulo de expresiones, encuentros, historias, anécdotas y luchas de un pueblo que se sobrepuso a la adversidad.

El vallenato, como bien lo señalan varios de los expertos que acompañan este especial periodístico, es un canto a la tierra, a la mujer, a la amistad, a las costumbres, a la vida en su máxima expresión; es un canto contado, al decir del folclorista Alfonso Cortés Marroquín, la savia que ha nutrido a toda una estirpe de hombres y mujeres a quienes EL TIEMPO rinde un merecido homenaje.

Durante varias semanas, un equipo de periodistas y productores de esta casa editorial se sumergió en las entrañas de esa vasta región del Caribe colombiano, que componen los departamentos de La Guajira, Cesar y Magdalena, en donde para bien del país echó raíces el vallenato; recorrieron sus caminos, hablaron con sus gentes, saborearon sus comidas, acompañaron amaneceres y atardeceres, escucharon a los poetas y se conmovieron con la armoniosa vivacidad de la caja, la guacharaca y el acordeón.

Fruto de ese trabajo, EL TIEMPO presenta 'Vallenato, un canto contado', una serie documental de 7 capítulos que exalta el principal baluarte del pueblo vallenato de cara a su festival, pero sobre todo, pretende irradiar y contagiar a aquellos que se aprestan a asistir a su fiesta y a los que estarán ausentes de ella, para que este patrimonio inmaterial de la humanidad siga latiendo como las notas de un acordeón, "ese fuelle nostálgico, amargamente humano y que tiene tanto de animal triste", según sentenció Gabriel García Márquez.

¿Dónde ver la serie documental sobre vallenato en Colombia?

Desde el 23 de abril, en las plataformas de EL TIEMPO y en nuestro canal de YouTube, usted podrá encontrar los capítulos de 'Vallenato, un canto contado'. En total, son 7 capítulos: la tierra, los juglares, la parranda, la gastronomía, las mujeres, el homenajeado Iván Villazón y el festival vallenato.

REDACCIÓN EL TIEMPO

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David Alejandro López Bermúdez

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