NOCHE DE TIARAS EN SUECIA: FEDERICO Y MARY DE DINAMARCA, INVITADOS A SU PRIMER BANQUETE DE GALA COMO REYES

Federico X y Mary de Dinamarca están en Suecia en el primer viaje de Estado de su reinado. Han escogido un país especial para ellos, vecino y familiar. Los reyes suecos y daneses están emparentados: la reina Margarita II es prima hermana del rey Carlos XVI Gustavo. Una cercanía que hace que Federico X y Mary se sientan como en casa en este debut en el extranjero. En su primer día en Suecia, tras ser recibidos con honores en el Palacio Real de Estocolmo, los anfitriones han ofrecido a sus invitados un tradicional banquete de gala. Una velada en la que, además de condecoraciones —Mary y Federico han recibido a su llegada a Suecia la orden de los Serafines de anos de Carlos Gustavo, mientras que los daneses han entregado al príncipe Daniel la del Elefante—, ellos lucen trajes de gala y ellas vestidos de fiesta y sus mejores joyas. Y las dos familias reales las tienen especialmente imponentes.

Mary de Dinamarca ha escogido una de las tiaras más especiales que forman parte de su joyero: la conocida como tiara danesa de la corona de rubíes, que es su favorita, y su historia está relacionada con la de Suecia. Se confeccionó, a juego con el collar, los pendientes, el broche y la pulsera con los que se ha adornado la reina, para que Désirée Clary, mujer del futuro rey Carlos XIV Juan de Suecia, la estrenara en la coronación de Napoleón. Una joya que llegó a Dinamarca a través de la boda de la princesa Lovisa de Suecia con el príncipe heredero Federico de Dinamarca en 1869, y de ahí a la princesa y después reina Ingrid, madre de Margarita II y tía del rey de Suecia. Ella quiso que su nieto pudiera ofrecérsela a su pareja, algún día reina danesa.

Un gran conjunto de joyas al que Mary ha añadido el retrato de Family Orden con Federico X como rey danés, para un sofisticado estilismo. Ha estrenado un delicado y original top con flores bordadas en burdeos sobre un tejido transparente que hace el efecto de escote asimétrico, hombros al descubierto y manga corta. El cuerpo perfecto, diseño de Jesper Høvring, para las joyas que ha escogido. Lo ha combinado con una falda del mismo diseñador danés que lleva varias temporadas en el vestidor de la reina, de color dorado, con cintura alta y cola.

La reina Silvia de Suecia se ha tocado con la tiara Leuchtenberg, una de las más destacadas del joyero real sueco, además de también su favorita porque, según ella ha asegurado, es cómoda de llevar. Regalo de Napoleón a la princesa Augusta de Babaria, la joya de nueve zafiros y diamantes forma parte de un conjunto en el que está incluidas el resto de piezas que ha lucido la reina Silvia, el collar, los pendientes y el broche. En cuanto al vestuario, ha optado por un traje verde esmeralda de Georg et Arend con cuerpo de encaje con escote barco y falda satinada de vuelo. En su mano, un bolsito negro vintage de Ferragamo.

La heredera al trono sueco, la princesa Victoria, ha impresionado con su diadema de diamantes, la tiara Connaught, conocida como tiara Sibylla por ser la favorita de la reina, madre del rey de Suecia. A ella se la habría dejado en herencia Margarita de Connaught, abuela de Margarita II y Carlos XVI Gustavo de Suecia. Que haya elegido esta joya y no otra para este banquete de gala en Estocolmo se ha entendido como un gesto de la princesa hacia sus invitados. Una corona que le ha servido, por otra parte, para rematar un estilismo en el que ha llamado la atención el vestido diseñado por Christer Lindarw. Una pieza en un color azul muy claro sin mangas y escote barco asimétrico confeccionada en un tejido salpicado de lentejuelas, ideal para llevar con su clutch transparente de Gucci.

De color un claro color azul ha vestido también la princesa Sofía, con un vestido de tul con manga abullonada francesa y falda de vuelo alto adornado con flores 3D en el cuello, la cintura y los puños diseño de Ida Lanto. Ha dejado su melena suelta adornada con su habitual tiara de hojas de palma terminada en esta ocasión con topacios. La particularidad de esta tiara, regalo de los reyes por su boda con el príncipe Carlos Felipe, es que se pueden modificar las piedras que la rematan, y ella lo hace en función del color de su vestido: escoge perlas, citrinos, turquesas o topacios.

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