ACABA DE GANAR EL OSCAR PERO EL TALENTO DE ROBERT DOWNEY JR. ES LO QUE ESTá ARRUINANDO ESTA ESPECTACULAR SERIE DE HBO

Cada vez son más las grandes estrellas de cine que acuden a la televisión para protagonizar una serie en torno a su figura. De primeras, suena bien. Accedes a otro tipo de público, nada fideliza a los fans como una serie de varias temporadas y, encima, tienes más tiempo para desarrollar un personaje y lucirte. El problema es que el estrellato es algo con lo que el cine lleva lidiando mucho más tiempo que la televisión. De primeras podríamos pensar que el hecho de que un actor sea famoso podría ir en contra de la credibilidad, de la inmersión en la historia. Si conocemos al actor sabemos que no es el personaje. Por eso hay grandes ejemplos de no actores en el cine y solemos apreciar mucho las interpretaciones infantiles. Por eso, nada encasilla más a un actor que protagonizar una serie de televisión de éxito durante muchas temporadas. Básicamente, si no los conocemos de antes, es más fácil que les creamos.

Pero si un actor tiene talento consigue diluirse en el personaje o, mejor aún, crear una mezcla de ambos como podríamos decir que hacen Humphrey Bogart, Bill Murray, Clint Eastwood, John Wayne o Ryan Gosling. Otros, por supuesto, sí desaparecen en sus personajes como Al Pacino, Marlon Brando, Meryl Streep o Dustin Hoffman. Por supuesto, ayuda la caracterización. Al fin y al cabo, muchos Premios Oscar vienen precedidos de una fuerte caracterización, maquillaje o cambio de peso para el actor. Pero Robert Downey Jr. ha conseguido el efecto contrario en su serie El simpatizante.

Mientras que con su oscarizado papel en Oppenheimer Robert Downey Jr. consiguió camuflarse hasta hacernos olvidar a su Iron Man, en El simpatizante se camufla tanto que no nos deja ni ver la serie. Creada por el gran cineasta surcoreano Park Chan-wook, El simpatizante era otra gran propuesta televisiva de alto nivel que está pasando sin pena ni gloria por la plataforma. Algo similar ha ocurrido con El régimen, de una Kate Winslet cuya genial interpretación no ha logrado encauzar el extraño tono de la serie. Pero con El simpatizante pasa algo distinto. Para empezar, el protagonista no es Robert Downey Jr. sino Hoa Xuande, que encarna a un espía vietnamita.

Robert Downey Jr. aparece por ahí de vez en cuando, y lo hace en hasta cuatro papeles distintos. Todos fuertemente caracterizados y exagerados. De primeras, de nuevo, esto es lo que más nos atrajo de la serie. El hecho de ver a Robert Downey Jr. marcándose un Eddie Murphy sonaba interesante, el problema es que una vez pasada la gracia de verlo cambiándose de peluca y maquillaje, de verlo multiplicado por cuatro en pantalla, nos hemos olvidado de la serie. Si estamos viendo a Robert Downey Jr. en su fiesta de disfraces es difícil interesarse por el camino lleno de muerte, tortura y tensión del protagonista. Entendemos que la intención de Downey Jr. era recordar más a Alec Guiness en la mítica 8 sentencias de muerte que a Murphy, pero la cosa ha salido al revés.

Todavía quedan tres episodios de los siete que compondrán esta historia espectacular, bellamente dirigida y con grandes escenas de acción. Esperemos que a lo largo de dicho tramo final dejemos de ver por una vez a Robert Downey Jr. y empecemos a ver a un personaje en la historia que nos quieren contar.

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